Tras el paso de "Conocerás al hombre de tus sueños" en 2010 y levantar en mí un amplio grado de desagrado, Woody Allen volvió en 2011, anualmente, cómo es habitual en él, para ofrecernos una película cómica muy diferente a cómo las tenemos vistas, cosa que también es habitual en el genio neoyorquino.
La película nos cuenta el cómo un escritor norteamericano (Owen Wilson) llega con su mujer Inés (Rachel McAdams) y los padres de ella, a la ciudad de París.
Gil, está harto de su realidad, y mientras trabaja en su novela fantasea con cómo sería ir a su época favorita, los años 20. Lo que él no sabe, es que verdaderamente va a pasar eso mismo...
Nos encontramos ante una película que está fuera de la categoría de dramón que te destroza por dentro (cómo algunas veces acostumbra a hacer el neoyorquino) para pasar a una película que se mezcla entre un presente desastroso, lleno de moda, de pijería y de, en definitiva, un ambiente de lo más desastroso para el personaje de Owen Wilson, y la genial época que fueron los años 20, con grandes personajes del ámbito cultural como Ernest Hemingway, Gertrude Stein, Salvador Dalí, entre otros.
El viaje a esos años, parte de una idea bastante cutre, en la que Gil se monta a un vehículo que le propone una fiesta, y claro, cómo él va borracho, acaba aceptando tan delirante invitación. De repente, sin comerlo ni beberlo, se encuentra en los años 20.
La sutileza con la que pinta un ambiente ficticio de los años 20 el señor Allen es de admirar. Los personajes están bien dotados biográfica e historicamente. Un excelente Ernest Hemingway, interpretado por Corey Stoll, nos da la información constante de lo mucho que le gusta la caza y el boxeo, dato completamente correcto. También, en el grupo de este hermoso cuadro, cabe decir el acierto y la perfecta sintonía que mantiene entre pasado y presente; un pasado magnifico y un presente cada vez más desesperante.
Quién conozca bien cómo es Woody Allen, puede ver un ligero toque autobiográfico en esta película, ya que recordemos que se considera un guionista del montón, un escritor inseguro y una persona disparatada, tal y cómo es Gil, el personaje que Owen Wilson interpreta muy bien, en ese grado en el que te desconcierta todo, y es que, no es para menos, dado que está en su época favorita, con gente a la que admira y que por supuesto, pensaba que nunca iba a conocer, lo que le vale para escribir su novela a modo que está viviendo esta aventura mágica, y en el mismo momento en que lo escribe, Woody Allen nos lo lleva al celuloide, y nos hace pensar que tal vez, tiempos pasados fueron mejores. Esto pasa en muchas películas suyas, en "Desmontando a Harry" (1997) también fantasea, queriendo huir de la realidad en la que vive y también administrando una dosis de ficción al espectador que la ve, que se ve embaucado en un ambiente desconcertante pero atractivo.
Y tal es su enamoramiento por la vida de los años 20, que dado a que con Inés las cosas van de mal en peor, se enamora de una amante de Picasso llamada Adriana, con la que Gil empatiza en más cosas que en gustarle la comida india, y lo mejor de todo, le hace caso, ya que Inés se ve perpleja por la cultura que rebosa Paul, un chico bastante remolón y creído que a Gil (ni tampoco a un servidor) le cae demasiado bien y sobre al que no le gusta que le dejen mal en cualquier ámbito cultural.
Woody Allen ofrece otra vez su faceta al hacer guiones ágiles, directos y que no aburran al espectador, esta vez mezclando ese guión con un mundo pasado, un presente y unas historias amorosas que no caen en el ámbito vomitivo y despectivo de la mayoría de espectadores. Nos transporta a un París mágico, inolvidable y donde la cultura rebosa de las manos de grandes artistas del pasado y no de sabelotodos del presente.
Una cinta bastante buena que mejora el nivel de sus anteriores trabajos. Inferior a Match Point, pero igual de notable.
Saludos.
Totalmente de acuerdo.
De hecho, "Match Point" me parece la obra cumbre de la filmografía de Allen ;)
No es una obra maestra como muchos dicen, pero devuelve al mejor Allen. No es perfecta -ni el guión- pero es una cinta mágica y evocadora. Un 8.
A mi me gusta la manera de evadirte que te produce, te lleva a ese París de los años 20 y te dan ganas de quedarte mucho más tiempo de lo que dura el film.
Gracias por pasarte ;)