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Las mejores películas según los Oscar (1945)

En 1945, y prácticamente sin sorpresas, "Días sin huella" de Billy Wilder conseguiría el Oscar a la mejor película, aparte de otros tres que consiguió; mejor director, mejor actor (Ray Milland) y mejor guión adaptado.
Basada en una novela de Charles R. Jackson, "Días sin huella" nos cuenta la historia de un escritor fracasado llamado Don Birnam (Ray Milland) que para huir de los problemas intenta buscar una rápida salida, y para ello se refugia en el alcohol, lo que le lleva a caer en un estado de alucinación, además de cada vez engancharse más a beber. Contará con la ayuda de su hermano Wick (Philip Terry) y su novia Helen (Jane Wyman) para salir del pozo de la bebida.



Una vez más, Billy Wilder hace un guión (junto con Charles Brackett) huraño pero a la vez tratable, esta vez sobre el tema del alcoholismo que tanto a lo largo del cine hemos visto en varias películas, esta de Billy Wilder, en "Días de vino y rosas" de Blake Edwards o en "Corazón rebelde" de Scott Cooper, sin duda, la mejor de las citadas para mí es "Días de vino y rosas".
Y es que a lo largo de la película se puede observar bien los efectos que tiene el alcohol sobre una persona, el comportamiento que le induce, e incluso en algunas partes podemos leer hasta su propio pensamiento sobre las cosas.
La película sin duda alguna te hace reflexionar sobre el peligro que puede dar un alcohólico extremo, pero que al fin y al cabo si es una persona apreciada hay que ayudarla, como pasa en la película con los papeles interpretados por Philip Terry y Jane Wyman, que intentan ayudar a Ray Milland a salir de ese oscuro círculo vicioso.

Los papeles de los actores también son otro punto fuerte, en especial el del genial Ray Milland, que en ocasiones piensas que de verdad es un alcoholico, pues su papel es altamente creíble y hace meterte perfectamente en la historia, todo esto acompañado por una música muy destacable de alguien tan grande como Miklos Rozsa.
Los flashbacks están bien hechos, sin llegar a ser pesados, tanto como la historia, bien desarrollada, ni rápida ni lenta, a la reproducción que tiene que ir, con un hombre que como liberación encuentra la bebida, pero sólo le hace ser más preso del mundo, aunque él no lo quiera ver de esta manera.
Y una vez más Billy Wilder dejaba al mundo con un muy buen sabor de boca, tanto como me lo ha dejado a mi hace unos instantes, sin duda alguna no se puede negar que es uno de los grandes directores que ha dejado el mundo del cine. Chapeau.

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