En 1999, Sam Mendes, director practicamente desconocido hace una película que cuenta con Kevin Spacey y Annete Bening como plantilla principal y ganadora de 5 Óscar en las categorías de mejor película, mejor director, mejor actor, mejor fotografía y una estatuilla más que merecida como es la de guión original a cargo de Alan Ball, guión que sorprendió tanto a Mendes que lo leyó tres veces antes de dar un sí final para dirigir la película.
La sinopsis que cautivo a Sam Mendes se conforma de la vida que gira en torno a una familia, los Burnham, compuesta por Lester (Kevin Spacey), su esposa Carolyn (Annette Bening), y su hija adolescente Jane (Thora Birch).
Pero no es una familia corriente, ya que Lester y Carolyn al haber sentido que han perdido la magia del matrimonio empiezan a tener duras discursiones ante los ojos de su hija, una adolescente empeñada con un aumento de pecho y que se apoya en su única amiga, Angela Hayes (Mena Suvari), chica en la que enseguida se fija Lester.
Tras esto, Jane empieza a entablar conversación con su misterioso vecino Ricky (Wes Bentley), hijo de un coronel machista y de una depresiva mujer. Todo a partir de esta sinopsis empieza a entrelazarse en la trama.




La película nos muestra de una forma dramática con tintes cómicos la vida de una familia común norteamericana, formada por un padre obsesionado con cambiar su vida por completo, una madre alocada que va completamente a su bola, y una hija que experimenta los cambios típicos de la adolescencia pero que sus padres no ven ocupados en sus objetivos.
Las cosas que nos muestra la película son varias, llevadas desde la belleza de las cosas (aunque sea en la bolsa de papel que se muestra en una de las escenas) hasta lo más dificíl como es la búsqueda de la felicidad absoluta.
La voz en off del personaje de Kevin Spacey nos hace adentrarnos aún más en lo que según él es una vida donde el mejor momento del día es cuando se masturba, a partir de ahí empieza el declive en el que se mezcla la familia y el trabajo.
Otro de los temas que predominan en la película es el sentimiento caprichoso que algunos mostramos en nuestra vida diaria y que verdaderamente no necesitamos, en la película por ejemplo se nos muestra el claro caso del ser caprichoso cuando Lester empieza a sentir algo por la amiga de su hija, hasta que por fin abre los ojos y ve que tan sólo es una cosa caprichosa y lo deja escapar por muy dotada de belleza que estuviese la chica.

Otro tema a tratar de la película es el de las rosas, que simbolizan en algunos momentos la sensualidad y la distinción entre la realidad y la ficción de Lester en los momentos en los que se fantasea con Angela, tanto dormido como despierto.
También nos encontramos en otro aspecto de la belleza, la contrariedad de que alguno diga que no le gusta una cosa y a otro si le guste, promoviendo así la personalidad de cada uno, como el momento en el que Jane dice que odia su aspecto y su vecino Ricky piensa todo lo contrario.
En resumidas cuentas, "American Beauty" es un canto a lo bello, a lo casual y a la búsqueda de la felicidad absoluta a lo largo de dos horas con una BSO formada por grandes artistas como "The Who". La ópera prima de Sam Mendes sin duda.