En el año 2007, y tras presentarnos la patética "Dicen por ahí...", Rob Reiner se puso manos a la obra con dos grandes actores de la talla de Jack Nicholson y Morgan Freeman para hacer el film "Ahora o nunca".
El film reune a Edward (Jack Nicholson) y a Carter (Morgan Freeman) por casualidades de la vida en un hospital. Aunque son completamente opuestos en muchos sentidos, acaban haciendo buenas migas y tras decirles que el cáncer que padecen es terminal, deciden vivir sus últimos días en una salvaje aventura por el mundo haciendo las cosas que nunca han podido hacer.
El principal mensaje del film queda contemplado con sólo ver el argumento que nos lanza dicho guión, privatizando la agonía y expandiendo redes de vivir la vida al máximo.
Lo cierto es que al ver la película, el espectador empieza la retaila en su cabeza del típico caso de amistad imperturbable, de esas que rompe barreras, pero lo cierto es que el film, más allá de eso, nos aconseja vivir la vida en la máxima plenitud, aunque las dificultades sean completamente imposibles de curar en caso de una enfermedad como es el cáncer, que mucha gente padece por desgracia.
Como el anciano que ve que el lazo con la vida se está rompiendo cada vez más, nuestros protagonistas se preguntan si han vivido verdaderamente la vida a tope, si saben de verdad el sentido de la felicidad, y si sobre todo, se van de este mundo con la mayoría de las tareas importantes hechas, y que si no las has hecho, puedes ir haciéndolas, ya que la muerte en caso terminal no espera y luchas en una carrera contrarreloj.
Lo que comienza como una simple idea de un profesor de filosofía, acaba convirtiéndose en el principal argumento del film, ya que mediante una "lista de deseos", los personajes de Nicholson y de Freeman deberán cumplir todo antes de que fallezcan, sólo así sabrán que la felicidad está completamente construida antes de que ellos tengan que partir hacía la muerte.
Me ha sorprendido la manera de relatar algo tan duro como el cáncer, con ese toque de humor y altibajos algunas veces en los personajes, con ese "memento vivere" que les falta a tantísimas personas que no tienen esta enfermedad. Un gran mérito para Reiner la verdad.
Es cierto que la película se hace pesada muchas veces, con ese toque moral que a veces desquicia (pero que por otra parte bien necesario es) y tanto compañerismo y sentimentalismo, pero más allá de eso se está abordando un tema complicado y que necesita apoyo, ¿Que hay de malo entonces?.
El mejor punto para mi del film lo define la química precisa que forman Morgan Freeman y Jack Nicholson, simplemente de coger y aplaudir a ambos; Nicholson como siempre con su grotesco humor y su "otra cara" y Freeman como un hombre honesto.
A mi parecer es un film llevado de una manera algo aburrida en algunos momentos por abusar de la amistad, pero en otras partes digno de admirar por lo difícil que es plasmar algo así.
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