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El Gran Dictador (1940)


Hoy dedico una entrada a la que para mi es una de las grandes obras de la historia del cine y un pilar básico para entender la obra de Chaplin, hoy nos trasladamos a 1940 para ver desde una perspectiva lectora el gran clásico de "El gran dictador".
La historia nos presenta a un barbero judío que tiene un increíble parecido al dictador de Tomania, Hynkel, un villano antisemitista que sueña con ser dueño del mundo, pero que para su desgracia no será nada fácil  debido a planes que traza el destino, más astuto que él.
Al propio barbero también el destino le llevará a cometer una de las escenas más conmemoradas de Chaplin en una película.





Se nos presenta un guión crudo que acaba convirtiéndose en una sátira rebosante de ingenio contra el imperialismo, el fascismo, el nacionalismo y en general a aquellos que luchan por oprimir al pueblo y callarle con el arma más peligrosa de todas; la ordenanza y la obligación estricta impartida por un dictador de lo más triste en sentimentalismo y que sólo posee un poder que no sirve de nada.
Este primer largometraje (íntegro) sonoro del director, actor, compositor, productor y director es sin duda una muestra de cómo hay que sobreponerse al miedo, pues cabe recordar que en 1940, Hitler todavía pisaba tierras alemanas y que el mismo la prohibió (no fue estrenada hasta 1958) pero que no quiso perder la ocasión de ver la película, y no una, sino dos veces, aunque nunca se conoció su comentario sobre la película se conoce que era una de los films predilectos del dictador alemán.
En España también estuvo prohibida por el régimen fascista de Franco y no se estrenó hasta su muerte.
Los comentarios de Hitler no se sabe cuales son, pero los míos van aquí.
En esta impresionante sátira que aparte de un humor ingenioso lleva por doquier una dramática temática, Chaplin nos ofrece su particular visión sobre las guerras y sobre lo que produce esta sobre los hombres, bien llevado en un discurso final que ya ha quedado para los anales de la historia y que le vendría de lujo a muchos hoy en día recordar, con unas ideas volcadas completamente en la verdadera paz, en la verdadera convivencia entre todos los seres humanos del mundo y una intensidad sencillamente impresionante y muy difícil de conseguir, pero que se le va a hacer, estamos ante uno de los grandes.




 Puedo destacar mil y una cosas de esta película, pero las partes más cómicas (y a la vez algunas de las más duras) se producen en el Ghetto judío, en especial las escenas de los slapstick con sártenes, pintura y brochas en las que Hanna y el propio barbero burlan a las tropas de asalto alemanas que cada día siembran el terror en el barrio judío.
Se me ocurren también el momento del globo del mundo en el que Chaplin intenta transmitir al espectador lo que alguien puede hacer con el mundo, golpearlo, bailar con él y moverle a su antojo, y también la escena del afeitado al hombre en la barbería al ritmo de música clásica es uno de los grandes momentos.
En resumen y para no explayar tanto esta entrada, os diré que si no la habéis visto estáis perdiendo tiempo en ver una de las grandes obras de la historia del cine, en la que no veo ningún fallo grave, chapeau para Chaplin, cómo siempre.

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