Perdonad que haya estado ausente tanto tiempo, pero es que he estado ocupado y no he tenido mucho tiempo, aunque al final he conseguido sacar un poco para hablar de lo que nos gusta a todos: de cine.
Hoy voy a hablaros de una de esas películas que hay que ver antes de morir. Sin duda, una película que ha influido a todas las generaciones de cineastas, cinefilos o aficionados al séptimo arte; películas de vampiros se han hecho, se hacen y se harán a centenares, pero esta fue la primera.
Murnau quiso hacer una adaptación cinematrografica de la novela de Bram Stoker, y aunque los nombres de los personajes, lugares y el argumento aparecen cambiados; la viuda del escritor irlandés demandó a la película ganando el juicio. Con el veredicto favorable a la viuda de Stoker, se mandó destruir todas las copias de la cinta, por suerte sobrevivieron algunas copias ilegales y hoy podemos contar con esta obra maestra.
El argumento es similar a la novela en algunos aspectos y es de sobra conocido Thomas Hutter es un agente inmobiliario que viaja a tierras lejanas para venderle unas posesiones al conde Orlok, y el resto os lo podéis imaginar. Como comenté al principio los nombres aparecen cambiados, y no solo los de estos dos personajes que aquí he nombrado, sino también el resto.
El film es sencillamente la definición visual de lo que es el expresionismo alemán, cuenta con unas escenas que simplemente son asombrosas; la escena en que el conde se pasea por la cubierta del barco que le lleva a Alemania, la escena de los ataúdes en procesión debido a la plaga (el conde Orlok) que asola la ciudad, la escena de la mujer de Hutter en el cementerio de la playa, la escena final cuando el conde muere abrasado por el Sol (si el Sol le quema, no le hace brillar) o la que para mi es la mejor escena de la película, la del carruaje rodado en negativo. En cuanto a la banda sonora hay varios montajes, el que yo he podido ver cuenta con una música, que podría decirse es más moderna y no es la que todos nos imaginamos de una película de la década de los veinte; yo, que de música no se mucho la definiría como una especie de rock sinfónico; hay gente que dice que esta música sobra en la película y que debería llevar música clásica; personalmente pienso que este "rock sinfónico" queda realmente bien reflejando la angustia y el terror que toda la ciudad tiene por la presencia del malvado conde.
En cuanto a las interpretaciones, destaca por encima de las demás la de Max Schreck como el vampirico conde Orlok; resulta imposible ver una persona de carne y hueso detrás del conde; tanto es así que entre la gente de la época llegó a extenderse la leyenda de que este actor era en realidad un autentico vampiro; en esta leyenda está basada la película "La sombra del vampiro", (2000), de E. Elias Mehige.
Sin ninguna duda una obra que todo aficionado al séptimo arte, y en especial al cine de género, debe de ver. Ahora que tan de moda están los vampiros metrosexuales, fluorescentes y románticos, esta cinta es todavía más imprescindible para conocer de verdad el mito del vampiro. Espero que los que no la hayáis visto, lo hagáis, y los que ya la habéis visto la volváis a ver; y que todos disfrutéis de esta obra maestra de la historia del cine.
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