En 1940, uno de los debutantes en Hollywood se iba a estrenar con una película que mantiene tensión e intriga, típica del sello que inscribía en cada una de sus obras.
Y es que tras un gran éxito en tierras europeas, Hitchcock llegaba a Hollywood de la mano de David O Selznick y su punto de partida fue "Rebecca", con la cual ganaría dos Oscar; mejor película y mejor fotografía en blanco y negro.
Aparte de esos premios, la película sería nominada a mejor director, mejor actriz principal (Joan Fontaine), mejor actor principal (Laurence Olivier) y mejor actriz secundaria (Judith Anderson).
"Rebecca" luchó en la categoría de mejor película contra "El gran dictador" o "Historia de Philadelphia", grandes películas sin duda, pero un recién llegado se hizo con la estatuilla a mejor película dejando con la boca abierta a Walter Wanger, quien dirigió la gala.
"Rebecca" nos cuenta la relación que empiezan en Montecarlo, Maxim De Winter (Laurence Oliver) y una muchacha de aspecto juvenil, simple y tímida que se convertirá en su mujer (Joan Fontaine)
Antes de que la primera mujer de Maxim (Rebeca) muriese, ellos vivían en una famosa mansión londinense llamada Manderley, en la que el servicio espera con los brazos abiertos al señor de la casa y a la nueva señora de la casa.
Todo transcurre bien los primeros días, pero el recuerdo de Rebeca empieza a aparecer entre las personalidades de la casa, incluyendo en la mente de Maxim.
La adaptación al libro de Daphne du Maurier es muy fiel, tanto en estética, como en la narración y como en los personajes, que lo hacen todos bastante bien, pero si tengo que destacar a alguien, que esa sea la fría sirvienta de la casa Mrs. Danvers, personaje interpretado por una gran Judith Anderson y que es de las que más se acuerda de Rebeca, llegando a límites desorbitados y locos.
La película empieza en flashback, con la supuesta voz narradora de la propia Rebeca y hablando sobre los recuerdos de una forma secundaria, pero sobre todo hablando de Manderley con un montón de elogios en la mayoria de sus palabras, pero en ningún momento hablando claramente sobre su marido.
El director llegó a Hollywood haciendo mella en los espectadores al mezclar tantos sentimientos como son el recuerdo, la personificación de la fallecida en algunas cosas que no se le parecen pero recuerdan a ella, la pasión, los celos sentimentales y todo esto con el toque de intriga típico del anglosajón que aquí tiene para mí, una de sus mejores películas, aunque todavía me falte algo por ver y con el dato de que también recuerda a "Carta a tres esposas" de Joseph L. Mankiewicz, aunque más bien, la película citada anteriormente recordaría a "Rebeca".
Película altamente recomendable.
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